martes, 13 de julio de 2010

Nido Vacio

Me case a los 22 años y 3 días antes de cumplir 23 nació mi primera hija: blanca, de cabello obscuro y ojos grises. -“Hermosa -” dijo el doctor. Al igual que amigos y familiares. Mi esposo y yo la mirábamos asombrados y sonreímos, estábamos de acuerdo que aquello era lo mejor que hasta entonces nos había pasado, desde ese día nos cambio la vida y todo giraba alrededor de ella.
Cuatro años y seis meses más tarde volvía a ser madre, nació mi segunda hija: rubia, ojos obscuros y con ella renacimos los tres y entonces nos convertimos en una familia.
Por decisión propia deje a un lado mi profesión, tuve la fortuna de un trabajo de medio tiempo y el resto del día era para mis hijas. Me sentía feliz, orgullosa y realizada, a su lado crecí y aprendí lo que nunca me enseñaron en la escuela: a ser feliz.
Las enseña a caminar, a hablar, a leer, a manejar a nadar, etc. Me emocione con su primer novio y he conocido a todas sus amigas.
Pero hoy amanecí sola. Mi esposo se fue a trabajar temprano y mi hija mayor también se ha marchado a su nuevo empleo orgullosa de su profesión. Mi hija menor no durmió en casa, pues paso la noche con sus amigas en una “pijamada” recordando sus días en la preparatoria.
Estoy aquí sola, y recordando, hace poco más de dos años que no coincido salir con mis hijas, las tres al mismo tiempo, generalmente es la pequeña la que más me acompaña.
Hoy no solo estoy solo, hoy me siento sola, tengo un hueco en el corazón y un poco de nostalgia, quisiera platicar con alguien pero no encuentro con quien, mis dos mejores amigas; a una la hicieron abuela muy joven y se le va el día con los nietos, la otra recién divorciada tiene una vida excitante llena de amoríos y conquistas, sus dos hijas que son de la edad de las mías se han quedado con su padre y eso le da a ella mucha libertad. A mi madre mejor no decirle nada pues me dirá; - te lo dije-. Tengo miedo y pena de contarles como me siento, ¿esto es el nido vacío?, no sé.
Tengo todo el día para mis quehaceres domésticos que termino de hacerlos en un dos por tres, leo un libro y lo dejo pues no me concentro, nadie llama por teléfono, prendo la tele y la apago, nunca nos hemos llevado bien, escucho música……………miro el reloj……ya no han de tardar, eso me hace sonreír, nunca me imagine en esta situación, no quiero que se sientan culpables, las quiero libres y triunfantes, así que cuando lleguen y pregunten ¿Cómo te fue”, ¿te sentiste sola?, les contestare guiñándole un ojo a mi marido: -“ no, no me sentí sola, hoy tengo un nuevo novio” –reiremos los cuatro y sé que ha llegado el momento de “ser”, de reencontrarme y hacer aquellos pendientes que deje hace 23 años en un escritorio.