martes, 25 de mayo de 2010

Diario de escuela


Esta semana en la escuela ha tenido algunas novedades:
Para empezar las niñas de un grupo se acercaron a pedirme “un consejo” porque se sienten acosadas por uno de sus profesores, esto es indignante, que un hombre de más de 60 años haga sentir incomodas a unas niñas de 12 y 13 años con sus comentarios y que las abrace o les dé palmaditas sin su consentimiento, otras conductas de este profesor son el saludarlas de mano y no soltarlas aún cuando ellas se lo han pedido, también se acerca y con algún pretexto rosa su mano con las piernas de las niñas, ellas se sienten observadas todo el tiempo por el maestro y eso las incomoda. Mi trabajo en este caso es buscar a otras niñas en las mismas circunstancias para pasar el reporte a las autoridades de la escuela y que estas tomen cartas en el asunto.
Otra novedad es que en la prueba “enlace” se supero la puntuación esperada y el gobierno ha reconocido el trabajo de los maestros otorgando un premio económico a los docentes que trabajamos ahí……………pero……..ahí viene el pero, ¿todos los docentes merecemos el premio?: ¿Los maestros que llegan tarde? (que afortunadamente son pocos). Los maestros que no trabajan o los que faltan constantemente o aquellos que aunque llegan no trabajan, o los maestros que acosan a sus alumnas, etc.….. Si, también para ellos llego el premio, tengo que admitir que el turno en el que trabajo tiene pocos de estos maestros, ojala este premio les estimule a sacar lo mejor que tienen para dar a nuestros alumnos y les haga recordar que la docencia es un trabajo de vocación y nunca, pero nunca de obligación.

viernes, 21 de mayo de 2010

Estoy sola


Últimamente las cosas a mi alrededor han cambiado muy rápido, tengo que admitir que estos cambios me gustan y que de algún modo ya estaba preparada para ellos, pero llegaron más pronto de lo que esperaba.
Hace apenas unos años inscribía a mi hija mayor a la universidad y la más pequeña cursaba la secundaria y no hace mucho caminaba con ellas de la mano y un poco más atrás recuerdo las carreras vespertinas después del colegio, todas esas actividades que me mantenían la tarde ocupada, llevarlas a gimnasia, a ballet, al inglés, etc.
Hoy estoy sola en casa, en una casa muy, muy silenciosa, mi esposo como siempre llegara tarde del trabajo y mis hijas la mayor ejerciendo su profesión y la más pequeña se ha buscado un trabajo de medio tiempo.
Las extraño mucho, sus platicas, el trajín de ir y venir, sus ocurrencias, su ruido y su aroma; pero no estoy triste, disfruto esta tranquilidad de saberlas mujeres independientes y de provecho, disfruto estas horas de soledad que hace más de 20 años no tenía, puedo leer un libro sin interrupciones, mirar la tele (a veces), ó simplemente dejar mi mente en blanco y volver a encontrarme conmigo misma, distinta, madura y mejorada.