“Si ayudo a otras personas, a ti con mayor razón, pues sabes
que te quiero mucho”
Esas
palabras me dan y dan vuelta en mi cabeza………..así debe ser ayudar a quien se
quiere, eso se lo enseñe hace muchos años y creí que nunca lo aprendería.
Aún recuerdo
la vez que le deje el coche para que fuera a trabajar , con la condición de que
me avisara cuando regresara a casa para que yo pasara por el para recoger a las
niñas en la escuela, no había un transporte que me llevar a su
escuela a pesar de que no quedaba lejos de mi trabajo, (45 minutos caminando),
era más fácil ir por el coche a la casa y luego ir por las niñas……………….le
llame, le llame, le llame…………………….y no sé cuantas veces más llame a casa para saber si ya había llegado,
el silencio como respuesta me indico que seguía en el trabajo ya que él tampoco
me había llamado para avisarme de su regreso. No me quedo más opción que
caminar a la escuela de mis hijas buscando la sombra que a esa hora no existía……..llegue
un poco tarde por ellas y afortunadamente la solidaridad femenina fue mi aliada
y una amiga me regreso a casa con hijas y mochilas, se lo agradecí eternamente,
los zapatos me mataban, el calor me agobiaba y tenía mucha sed después de la
caminata.
¡Cuál sería
mi sorpresa cuando al llegar a casa lo encontré durmiendo plácidamente!
-
¿Acabas de llegar? - le
pregunte después de despertarlo
-
No, llegue desde hace más de tres horas
-
Te estuve llamando para venir por el coche e ir
por las niñas ¿no escuchaste el teléfono?
-
Si, si lo escuche
-
¿Por qué no me contestaste? Quedamos en llamarnos si
llegabas temprano
-
Porque no quise. – Se dio la vuelta y volvió a
dormir.
Al recordar esa escena vuelven a mi mente sus palabras….. “Si
ayudo a otras personas, a ti con mayor razón, pues sabes que te quiero mucho”.
Entonces mi mente me juega una mala pasada y me hace
retroceder más años cuando mi hija más
pequeña era un bebe que apenas se iniciaba en la aventura de la caminata y la
mayor estrenaba a diario amigos nuevos en el jardín de niños. Terminaba los
días cansada, mi trabajo, el cuidado de las niñas, mantener limpia la casa…….Una
noche desesperada le pedí como otras
veces: -¡Ayúdame!.........cuida
a las niñas mientras yo arreglo la casa o arregla la casa junto conmigo después
de que las niñas duerman.
Su respuesta fue tajante….. Como las que él sabe dar:
-
Grábatelo bien: Nunca te voy a ayudar….así que deja de pedírmelo.
-
Si se le ayuda a los amigos ¿Por qué a mí no?
-
Nunca te voy a ayudar.
Y entonces otra vez las palabras: “Si ayudo a otras personas,
a ti con mayor razón, pues sabes que te quiero mucho”
Y entonces mis ojos de “lágrima ofrecida” se humedecen
recordando cómo he regateado su ayuda durante tantos años y ahora sin más ni
más me topo con estas palabras: “Si ayudo a otras personas, a ti con mayor
razón, pues sabes que te quiero mucho”………….palabras que no van dirigidas a mí …………..sino
a otra mujer más joven y tal vez porque no más
bella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario